jueves, 19 de agosto de 2010

LA EDUCACIÓN CRISTIANA PRIMITIVA Y PRATÍSTICA

Toda formación pedagógica persigue ciertos objetivos, entre ellos es el de formar al individuo a imagen y semejanza de un ser ideal, en este caso la educación cristiana buscaba asimilar a Cristo, pues la educación era estrictamente religiosa y formaba a los individuos bajo el ideal de un ser espiritual, fraternal y con un profundo amor al prójimo; esto le permitiría pertenecer a la “ciudad de Dios”.

La educación era dirigida principalmente a los adultos con la firme intención de que evangelizándolos a ellos se educaría bajo el mismo esquema a los demás miembros de la sociedad, es decir, a las generaciones siguientes, pues a través de los adultos se transmitirían creencias y tradiciones.
Podemos mencionar que la educación en el cristianismo era meramente religiosa, por los fines que ésta perseguía, y es importante mencionar que de algún modo se despreocupaba de otros aspectos, pues por varios siglos se conformo con la organización escolar y la enseñanza existentes basada en una educación común y corriente, fue hasta que se comenzó a reclutar a jóvenes y niños para la vida monástica que se pensó en una educación universal.

Los principales promotores del cristianismo fueron los misioneros de fe, quienes pregonaban la cultura literaria y la religión a cuanto lugar les fue posible llegar.
Tal como en la actualidad la educación en los centros religiosos era dirigida especialmente a los futuros dirigentes de la iglesia o a la burguesía.

Surge también la educación patrística con la necesidad de la consolidación ante otras expresiones paganas y así fortalecer una religión sustentada con base en una doctrina filosófica.
Es en el primer periodo de la dicha educación donde los donde los Padres de la Iglesia son los escritores de la Antigüedad y quienes elaboraron doctrinalmente el cristianismo y fue asumida por la iglesia.

Hijo de padre pagano y madre cristiana, San Aurelio Agustín fue firme defensor de la verdad cristiana y considerado como el más grande padre de la iglesia por su planteamiento de problemas fundamentales maduros de la iglesia de manera original y fe inquebrantable. Se caracterizo por su vivacidad, profundidad y modernidad.

Algunas de sus obras fueron: De la trinidad, La ciudad de Dios, Confesiones, Retracciones, etc.

Elaboró:
Zayda Raquel Duarte Duarte.
Referencias:
ABBAGNANO, Nicola y A. Visalberghi. Historia de la Pedagogía, México, 1968. Pág. 1-167

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